viernes, 11 de mayo de 2012

La vertiente artística de los videojuegos (2ª parte). Banda sonora

Es el turno de los compositores, cuya labor es de incalculable valor, toda vez que son los encargados de acompañar las imágenes que se suceden en pantalla. Una banda sonora mediocre puede deslucir el resultado final, aunque el resto de apartados rayen a un buen nivel, mientras que unas composiciones de enjundia pueden dotar a un juego que no destaque en demasía en los demás aspectos, de una gran fuerza visual, epicidad, tristeza, alegría o melancolía.

Cuanto menores son los medios más se suele agudizar el ingenio. No en vano, algunas de las mejores bandas sonoras de videojuegos las encontramos en títulos de hace más de una década, cuando los recursos audiovisuales eran escasos.

Sin más dilación, nos adentramos en el apasionante mundo de la composición musical en los videojuegos.


KOICHI SUGIYAMA

El veterano compositor Koichi Sugiyama (Japón, 11 de abril de 1931) es uno de los más reconocidos de la industria, hasta el punto de ser considerado el padre de la música de videojuegos. Ha influenciado a numerosos compositores de renombre, como Nobuo Uematsu. Su estilo guarda enormes similitudes con el barroco tardío y el clásico. Sus principales modelos de inspiración son Johann Sebastian Bach y George Friedrich Händel, aunque también muestra predilección por el estilo musical propio del cine norteamericano de la era dorada de Hollywood.

Su obra abarca la totalidad de entregas principales de la saga Dragon Quest, y algún que otro capítulo alternativo. Es director de música académica, y también ha elaborado composiciones para el anime y la televisión.

Koichi Sugiyama, a la batuta

 
Tema del mapamundi de Dragon Quest III. Epicidad en estado puro


Heavenly Flight, un tema relajante como pocos (Dragon Quest III y VIII)

Minueto. Esta pieza suena durante nuestra estancia en palacio en Dragon Quest IV
NOBUO UEMATSU

Nacido el 21 de marzo de 1959 en Kochi, Japón, se graduó en música en la Universida de Kanagawa antes de entrar a trabajar en SquareSoft a mediados de los años ochenta. Ha compuesto las bandas sonoras de gran parte de las entregas de la saga Final Fantasy. Su carrera está ligada a Hironobu Sakaguchi, creador de la saga y uno de los hombres más influyentes de la industria.

Su música se caracteriza por el eclecticismo. Música clásica, electrónica, rock sinfónico, metal neoclásico... las bandas sonoras de Uematsu son difíciles de encuadrar en un único género, recibiendo influencias de artistas tan dispares como The Beatles;  Emerson, Lake & Palmer; o Elton John.

Nobuo Uematsu

Ópera de María y Draco (Final Fantasy VI)

Dancing mad, tema del jefe final de Final Fantasy VI

To Zanarkand, tema principal de Final Fantasy X

HITOSHI SAKIMOTO

Aunque menos conocido para el gran público, la carrera de Hitoshi Sakimoto (Tokio, 26 de febrero de 1969) es muy prolífica. Ha trabajado para SquareSoft y Sega, entre otras compañías, componiendo la banda sonora de títulos tan emblemáticos como Vagrant Story, Valkyria Chronicles o la décimosegunda entrega de Final Fantasy.

Su estilo es marcadamente orquestal, aunque, paradójicamente, no suele recurrir a orquestaciones reales por el alto coste que implica. Entre sus influencias musicales se encuentran el jazz, el techno y el rock progresivo.

Hitoshi Sakimoto

Tema introductorio de Vagrant Story. Un magistral 'in crescendo' hasta el clímax final

'Main theme' de Valkyria Chronicles.

Reinterpretación de Battle on the Big Bridge, de Nobuo Uematsu

El potencial educativo de los videojuegos es inmenso, no se circunscribe solamente al apartado jugable o argumental sino que engloba también el ámbito artístico, tanto a nivel musical como de ilustración. Así pues, es posible ejercitar la competencia cultural y artística mientras se utilizan los videojuegos, poniendo en conocimiento del educando la multiplicidad de vertientes en el campo estético.

No debemos dejar que la creatividad desaparezca de nuestras escuelas bajo ningún concepto. Transmitamos el legado cultural a los ciudadanos del mañana y cultivemos su imaginación, su capacidad para innovar, para apreciar las hermosas creaciones que el ser humano es capaz de engendrar.

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